Una vida sin sentido
Existen en nuestra vida acontecimientos que nos impactan de tal manera que nos causan un dolor tan profundo, que a pesar de que la vida continĂșa, ya nada es igual. Solo siento dolor y vacĂo en mi interior, todo empeora hasta llegar al punto en el cual mi mente solo contempla una sola salida para mi dolor, el suicidio. Se entiende por suicidio a aquella conducta o conjunto de conductas que, dirigidas por la propia persona, conducen a la muerte o una situaciĂłn de gravedad mortal ya sea activamente (haciendo algo) o pasivamente (dejando de hacer algo).
La causa principal del suicidio es el pecado, no el pecado como concepto general, sino nuestro pecado. La Biblia nos enseña que debemos amar a Dios con todo nuestro corazĂłn, con toda nuestra mente y alma (Mt. 22:27), a travĂ©s de aquel versĂculo podemos inferir que Dios debe tener el lugar mĂĄs importante en el corazĂłn, Cristo debe ser el centro de nuestra vida, ÂĄToda nuestra vida debe girar en torno a Cristo!
Pero cuando Cristo no es el centro de nuestra vida, las cosas terrenales y pasajeras pasan a formar parte de lo que le da sentido a mi vida, vamos formando Ădolos en el corazĂłn, por lo tanto, lo que le comienza a dar sentido a mi vida son mi novio/a (no digo que estĂ© mal amarles, todo lo contrario, debemos hacerlo, nuestro amor debe ser el mismo que Cristo tiene por Su Iglesia, pero no debe reemplazar el lugar mĂĄs importante en nuestro corazĂłn, que es Cristo), mi mascota, trabajo, tĂtulo, hasta incluso el auto o el dinero, por lo tanto, cuando por alguna situaciĂłn en particular perdemos aquellas cosas o personas, tambiĂ©n se nos arrebata aquello que le da sentido a mi vida.
Aquello que tanto amo, ya no estĂĄ, aquello que me hacĂa sonreĂr, se fue, siento que me han arrebatado lo mĂĄs preciado de mi vida, solo siento que hay un vacĂo en mi alma, siento que mi vida ya no tiene sentido. Son tantos los problemas, los conflictos internos, el dolor, mis pensamientos que no me dejan tranquilo, que ya no tengo ganas de vivir, la muerte comienza a tomar sentido como la Ășnica soluciĂłn posible a mi dolor, ya no tengo ganas de luchar, solo quiero que todo termine ya.
Pero no todo aparece de la noche a la mañana, aunque hay situaciones que pueden causar tal impacto en una persona que puede llevarlo a tomar una situación dråstica al instante, el problema suele formar parte de un proceso. Al principio, cuando perdemos aquello que nos da sentido, solo comienzan a brotar ideas o pensamientos recurrentes sobre la intencionalidad de producirse la muerte, pero sin la intención de realizarlo, sin nada claro.
Cuando el problema no se trata este comienza a crecer, y comienzan a visualizarse aquellas conductas donde la persona de forma voluntaria e intencional se produce daño fĂsico, cuya consecuencia es el dolor, mĂĄs no tiene la intenciĂłn de matarse. Pero todo empeora cuando se entra a un periodo de crisis, pues ahĂ la idea suicida ha tomado forma y la muerte es tomada como una salida posible a la situaciĂłn conflictiva, la persona se pregunta ÂżCĂłmo me voy a suicidar? ÂżDĂłnde me voy a suicidar? ÂżCuĂĄndo me voy a suicidar? Entre mĂĄs claras las respuestas mĂĄs riesgo hay.
Ante tal crisis hay dos caminos posibles, el suicidio puede, por la misericordia de Dios, frustrarse y fallar, o lamentablemente la autodestrucción puede ser llevada hasta perder la vida. Hemos visto como es el proceso de una persona que ha perdido el sentido de su vida, por ello, es muy muy importante que todas las amenazas de suicidio o de hacerse daño a si mismo sean tomadas totalmente en serio.
Se deben tomar todas las precauciones posibles al confrontar a una persona que habla acerca de ideas, planes o intenciones suicidas. Acompåñala, no la dejes sola, pide ayuda a su familia, pide ayuda al Pastor, ora, hĂĄblale de la palabra de Dios, hĂĄblale de Cristo, pero nunca, nunca te lo tomes como broma, y nunca uses psicologĂa inversa ÂĄNo juegues con la vida de una persona!
Pues hay ciertos mitos que giran en torno al suicidio que es necesario que podamos analizarlos un momento. Muchas personas tienden a decir que el se quiere arrebatar la vida no lo dice, eso es totalmente falso, pues aquella persona que estĂĄ decidida a quitarse la vida ha pasado por un proceso hasta llegar a ese punto, y durante ese proceso manifestĂł claramente su intenciĂłn de hacerlo o lo dejĂł entrever.
TambiĂ©n se suele pensar que el que lo dice no lo hace, tambiĂ©n es falso, pues todas aquellas personas que alguna vez se han suicidado han expresado claramente con sus palabras, amenazas o intenciones de hacerlo, o han manifestado gestos o cambios de conducta que dejaron claro lo que ocurrirĂa.
El problema es que cuando algunas personas nos manifiestan intenciones de suicidarse a veces lo tomamos como si estuviera bromeando o hacemos como si no hubiĂ©ramos escuchado ÂĄOh que triste para el alma abatida que su dolor sea tomado como broma! ÂĄCuĂĄntas veces hemos ignorado el grito de auxilio de una persona! Dios, ten misericordia de nosotros y enséñanos a mostrar TĂș amor a las personas que estĂĄn sufriendo.
Por Ășltimo, quizĂĄs uno de los mitos mĂĄs conocidos, es que la gente piensa que las personas que se quieren suicidar no desean terminar con su vida, solo desean llamar la atenciĂłn. Es un grave error, pues la persona ha perdido el sentido de la vida, y todo intento por solucionar su problema ha fracasado, y no tiene otra alternativa mĂĄs que quitarse la vida.
Como hemos visto, la problemĂĄtica del suicidio es una situaciĂłn terrible, pero hay esperanza, hay una persona que puede acariciar tĂș alma con su abrazo compasivo, hay una persona que ha prometido estar contigo hasta el fin de los siglos, cuya voz calma la tempestad del alma, hay una persona que le puede dar el sentido a tĂș vida, en la cual puedes estar firme, pues no es pasajera como las cosas terrenales, Ăl es eterno. Lo veremos en el prĂłximo capĂtulo.
Que la misericordia y la compasión de Dios esté con nosotros y disuelva todo pensamiento que nos lleve a la autodestrucción. Solo a Dios sea la Gloria.