15 veces aparece este término de manera explícita o literal en nuestra traducción RV60 pero de manera implícita probablemente más de un centenar pues los términos griegos que dan origen a esta idea (amemptos, anacletos, aproskopos, anepilemptos, amometos) están por todo el nuevo testamento traducidos como sinónimos de esta palabra, las cuales indican ideas similares como:
Que no tropieza, que no provoca escándalo, Irreprochable, perfecto, excelente, intachable, Que no merece reprensión.
Aunque no nos hayamos percatado quizás porque no la vemos repetidas muchas veces de manera literal en nuestro texto, es quizás una de las expresiones que debiera tener mayor preponderancia para todo creyente, pues no nada menos que el llamado central del evangelio para todo aquel que se ha incorporado a la familia de Cristo. La irreprensibilidad entonces debemos entenderla como la consecuencia del trabajo efectivo de la Palabra de Dios sobre el carácter de aquellos que el escogió para salvación. Otra forma de definirla sería el resultado de una vida que progresa sometida al mandato de Dios. Así lo expresa el Espíritu Santo en el libro de Lucas cuando se refiere a los ancianos padres de Juan el Bautista (Lucas 1:6)
Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
Tal es su importancia que es el mayor afán de nuestro Señor Jesucristo para con nosotros, y su ocupación constante es crear esta condición en la vida del creyente por medio de su gracia y por medio de la transformación que produce en nosotros su palabra. Además se nos indica que la misma es requerida para ser aprobados por el en su venida (1 Tes 5.23.)“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”
Así que no debiéramos considerar este asunto como un elemento más dentro de la enseñanza cristiana, sino más bien, el asunto de mayor interés y relevancia para nosotros mientras aguardamos su venida. El Apóstol Pedro no encarga que con sentido de urgencia alcancemos y permanezcamos en esta condición la que además nos otorgará paz para con Dios
mientras aguardamos el cielo nuevo y la tierra nueva que Cristo nos ha prometido. (2 P 3.14 ) “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”
EL IMPERATIVO DE LLEGAR A SERLO
Por su puesto que con lo mencionado anteriormente tenemos más que suficiente para mirar con atención este asunto. Pero no podemos dejar de mencionar que el ser irreprensibles es un mandato, es decir, una orden ineludible para todo creyente. No es asunto de elección. Vivimos en tiempos donde todo se ha vuelto relativo y se enseña por doquier que hay muchas verdades o que incluso cada uno es libre de establecer su propia verdad. Pero este permiso para la subjetividad no encuentra espacio en la Biblia donde se ha predefinido el propósito del hombre. Para entenderlo mejor lo explico de la siguiente forma.
¿Ha intentado hacer algún trabajo específico con la herramienta inapropiada? por ejemplo: ¿Ha tratado de sacar un tornillo con un alicate, o clavar un clavo con un atornillador? probablemente ha intentado algo similar alguna vez. Se hablar dado cuanta que a pesar de su buena intención seguramente no fue la mejor idea. No tardó en darse cuenta que le hacía falta la herramienta especifica. A más de alguno pudiera haberle resultado, pero no podemos negar que fu muy trabajoso y hasta peligroso. ¿Que les estoy tratando de decir? Hay cosas que no se pueden relativizar. Por más que quiera convencerme no será nunca una buena idea decidir matar moscas con un martillo o cortarse las uñas con un cuchillo. Hay cosas que han sido preestablecidas por su creador y diseñador. El hombre tiene un propósito preestablecido por Dios, su diseño y su fin ha sido predeterminado por el Creador y por más que nos llenemos de buenas intenciones no podremos complacer al creador estableciendo cada uno una forma propia de servirle. (Ef 2.10) Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Dejar el asunto de agradar a Dios al criterio personal y establecer nuestra propia manera de servirle, es pretender algo tan absurdo como lo señalado en el ejemplo. Esto es más bien una temeridad que nos asegura por parte baja desaciertos y aflicciones. Podríamos terminaran muy lejos de lo que la Biblia llama “un cristiano irreprensible”. Lo que es peor aún, quienes pretenden establecer una idea relativa de la justicia que Dios demanda se exponen a algo peor. (Mt 7.22–23) Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. No caigamos en la ficción de pensar que cada uno es dueño de la verdad y pretender que Dios sabrá interpretar nuestras buenas intenciones. Así que despojémonos de ideas personales y conceptos contemporáneos más bien aceptemos el mandato de ser irreprensibles, volvámonos a la palabra de Dios permitamos que defina el marco y modelo bajo el cual caminaremos. (Romanos 12:1-2)
LA COMPLEJIDAD PARA LA JUVENTUD ACTUAL / IMPACIENCIA Y GRATIFICACION INMEDIATA
Hoy estamos en los tiempos de la inmediatez donde prácticamente todo se puede conseguir muchísimo más rápido que antes. Muchos de ustedes han nacido en el mundo de lo instantáneo y no tienen idea de cómo se prepara un verdadero café. (tostar, moler, hervir, filtrar y servir) Hemos ido tan lejos que perdimos la verdadera esencia de las cosas y priorizamos la rapidez por sobre la recompensa. Preferimos el pan de plástico, la salchicha de goma, la mayonesa sin huevo, el tomate harinoso y el sucedáneo de palta a la hora de comer un completo. Lo preferimos porque me lo sirven en un par de minutos al punto que hemos olvidado el sabor de la idea original. En su afán de aprovechar el tiempo la tecnología nos a provisto de medios inimaginables y a través de las pantallas vivimos enchufados a una falsa realidad donde todo puede ser posible aquí y ahora. Para que embarrarme los pies, sentir la humedad en el cuerpo, para que ensuciarme las manos si ahora por internet puedo recorrer senderos y bosques hasta descubrir cómo se ordeña una vaca sin estar verdaderamente presente.
En nuestros tiempos el esperar tiene una connotación negativa y por lo mismo hemos olvidado ya hace varias generaciones el sabor de la recompensa de lo que cuesta, lo gratificante de la recompensa del trabajo duro. Nada se compara a la realidad, ver florecer los frutos plantados por nuestra propia mano y comer de lo que nosotros mismos preparamos es una experiencia maravillosa. En la década de los 60 y 70 se desarrolló un experimento justamente para medir la capacidad de esperar por la promesa de una recompensa mayor a largo plazo y poder resistir la tentación de sucumbir ante una gratificación instantánea pero menor. A muchos niños se les dejo solo en una habitación frente a una golosina y se les dijo que si esperaban 15 minutos obtendrían el doble de golosinas.
La mayoría de ellos manifestaron algún esfuerzo, pero casi todos cayeron ante la tentación, comieron la golosina, aunque esto significo que perdieran el premio mayor reservado para los que esperan. En este experimento quedo en evidencia el mal de lo inmediato. Muy pocos valoran la recompensa del trabajo arduo. La mayoría sucumbe cuando frente a sus ojos se les presenta una “golosina” la comen sin medir las consecuencias. Un ejemplo gráfico de esto en la Biblia lo presenta Esaú quien en su desesperación desestimo la bendición de Dios y la cambio por un plato de comida debido a su desesperación por comer.
El asunto es que la irreprensibilidad es un efecto, una consecuencia del trabajo arduo consiente y decidido a largo plazo. Nadie se vuelve irreprensible en un solo día y aunque la gracia de Dios nos limpia y nos deja aptos para el Reino, la idea de irreprensibilidad lleva implícita la consistencia de una conducta sostenida a largo plazo. Para ser irreprensible ante Dios y ante los hombres nuestro carácter que esta sostenido por nuestra fe debe ser probado. Ser irreprensible no tiene tanto que ver con nuestra partida sino más bien con nuestro final. 2 Timoteo 4:6-8 6Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
7He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
LO REQUERIDO PARA LOGRARLO
Ya hemos mencionado que para ser irreprensibles se requiere trabajo arduo y paciencia. Pero no debemos desalentarnos ante la tarea y mirar este desafío como algo imposible. Debemos reflexionar en el hecho de que algo tan enfatizado y de mandado por Dios en su palabra solo puede estar allí porque Dios lo ha dejado bajo nuestro alcance, Nuestro Dios bueno y justo jamás no pediría algo que no pudiéramos lograr. Además, no nos demandaría con tanta insistencia algo que no reportara verdaderos y grandes beneficios para su Reino y para nosotros mismos. Así que no tendremos que indagar mucho para darnos cuenta que también nos ha dejado abundantes recursos en su palabra para alcanzar nuestro gran objetivo de transformarnos en jóvenes irreprensibles. Lo primero que quiero mencionar es la necesidad primordial de obtener sabiduría.
Se requiere Sabiduría: La Biblia define la sabiduría como la capacidad de decidir entre lo bueno y lo malo, (1 Reyes 3:7) es decir, la habilidad que nos permitirá conocer el deseo del Corazón de Dios a la hora de tener que tomar una decisión en la vida. Aunque escoger entre lo bueno y lo malo nos suene sumamente básico y sencillo no pasara mucho tiempo para que nos percatemos que esto es más difícil de lo que pensábamos. Habrá miles de encrucijadas en nuestro camino donde probablemente no tendremos idea de lo que sea más conveniente. Por lo mismo Dios advierte de esta complejidad y nos asegura (Isaías 55:8)“ Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos.” Generalmente la experiencia no aporta siria sabiduría en base a los errores y los aciertos y es probable que si transitamos por la vida con atención descubramos principios provechosos. El asunto es que no podemos esperar a viejos ni podemos darnos el lujo de equivocarnos. Requerimos sabiduría ahora pues una de las grandes paradojas de la vivencia humana es que cuando somos más inexpertos e ignorantes somos desafiados a tomar las decisiones más importantes y trascendentes de nuestra vida. Gran parte de nuestro destino, bueno o malo, se encuentra en las manos de las decisiones que tomemos en la adolescencia y la juventud. Entre los 15 y los 20 años decidiremos a que nos dedicaremos y junto a quien pasaremos el resto de nuestra existencia. Las relaciones amorosas, amistades, decisiones profesionales o laborales, hasta las actividades recreativas como los deportes, los gustos y los pasatiempos asumidos sin consideración pueden desviarnos del plan de Dios dejándonos a expensas del enemigo quien no dudara en invalidarnos para ser usados por Dios en el futuro. No debiera llamarnos la atención que muchas de las veces en que se menciona el termino irreprensible este encerrado en el contexto de los requerimientos de aquellos que liderarán y servirán en el Reino de los cielos. No puede ser usado para servir en el Reino, ni para liderar, ni para enseñar aquellos que han perdido la irreprensibilidad. Así que en base a esto debiéramos entender el porque es tan grande la insistencia del libro de los Proverbios al exhortar a los jóvenes a adquirir sabiduría (Prov.3:1;3:13-18;8:5;16:16;17:16;18:1;19:8;23:23 etc, etc). Querido joven escucha los ruegos del Padre celestial en estos versos y ojalá te persuadan a buscar por sobre todas las cosas la sabiduría (Prov. 4:4-9) “Retenga tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará. Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá; e la te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará. Se requiere Fe y Confianza: Ya hemos dicho que la sabiduría no viene con el “kit de herramientas de un joven”. Es necesario conseguirla. La buena noticia de todo esto es que Dios, el creador conocedor del hombre es la fuente y origen de la sabiduría y no solo eso, el está dispuesto a darla a todo aquel que la pida. (Santiago 1:5)
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Uno de los nombres que se le da a nuestro Dios es “El Anciano de días” puntualizando su eternidad. Dios ha vivido tanto que merece nuestra confianza, él no se equivoca. Ha venido observando al hombre durante toda su existencia y podemos tener fe en su consejo y dar crédito a sus palabras. Así que aquel que le cree a Dios y confía en él se vuelve sabio pues Dios le señalara el camino a seguir en cada encrucijada. (Prov. 1:7) “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Quien considera a Dios en su juventud será conducido por Dios de tal manera que llegará a tener un testimonio Irreprensible. 1. Se requiere enfoque y Determinación: Ser irreprensible demanda tener determinación para aferrarte al consejo a pesar de lo que el mundo profese, y lo que la carne desee. No son pocos los jóvenes que caminan en fidelidad toda su niñez y parte de su adolescencia, pero a la hora de enfrentarse a las practicas actuales del mundo como la moda, el pololeo, la música y tantas otras cosas que pudieran estar reñidas contra la voluntad de Dios no son capaces de elegir a Cristo. No tienen problemas con el coro, la juventud, la iglesia o el pastor, sus problemas comienzan cuando la palabra manifiesta su voluntad absoluta y contraria hacia las practicas que todos los demás realizan y muchos de nuestros jóvenes quisieran seguir. Recuerda la instrucción de Romanos 12:1-2 Que nos pide encarecidamente no amoldarnos al mundo presente más bien sacrificarnos en este sentido y transformarnos a través de la palabra para descubrir la voluntad de Dios. Acuérdate del Señor frente a cada una de las decisiones de tu vida, cierra los ojos a tu deseo y aférrate al consejo divino. (Eclesiastés 12:1) “
1Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”. Define tu meta enfócate en ella a tu corta edad, traza el rumbo de tu vida y por a Cristo por brújula. Enfócate en el hijo de Dios y en buscar honrarle en todo lo que haga. Que Nada te detenga en tu anhelo. Desecha todo aquello que pudiera apartarte. (Flp 3:13-15) “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos…” 2. Se requiere Santidad: Para llegar a ser irreprensibles se requiere la santidad. Para entender bien esto quiero aclarar un poco el termino, pues tendemos a confundir la santidad con la irreprensibilidad. Pero quizás la gran diferencia entre las dos es que la Santidad es el principio y la otra es la consecuencia final. Debemos entender que la santidad, así como la sabiduría jamás encontrará su origen en el ser humano.
Para tener una mejor y más apropiada definición de la santidad, debemos entenderla como: el resplandor del conjunto de los atributos de Dios. Su santidad, su poder, su bondad, su justicia, su misericordia, su infalibilidad, su inmutabilidad, entre muchas otras cualidades de su carácter, resplandecen en su presencia Santa y estremecen, transforman y se impregnan en todo aquel que se le acerca. Quizás el ejemplo más gráfico de esto es Moisés, quien luego de acercarse a la presencia de Dios su rostro resplandecía y debía cubrirse pues algo de Dios ahora estaba pegado en él. David canta (Salmo 27:4)“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.” El expresa con estas palabras la dichosa experiencia de contemplar la hermosura del carácter de Dios al estar en su presencia. La santidad es mucho más que el buscar hacer buenas cosas, la santidad más bien es buscar en la presencia de Dios la inspiración para hacer bien las cosas. No se puede ser santo sin estar en su presencia. Así que cuando Dios nos manda a ser santos como él es santo no es sino un llamado a acercarnos a él todo el tiempo para conocerle e imitarle. Es la invitación más gloriosa que hemos recibido. Hemos sido llamado afuera de todo lo mundanal para estar en su presencia y que es esto sino el verdadero sentido de la palabra “Eklesia o iglesia”, los llamados por Dios para estar en su presencia. Quien viva en su presencia será estremecido hasta lo más profundo como Isaías, será transformado por completo como lo fue Saulo de Tarzo, quien viva en su presencia terminará necesariamente pareciéndose a Dios como le ocurrió a Pedro quien no podía esconder el carácter de Cristo impregnado en él, incluso aun cuando la obra no estaba completa.
El llamado a la Santidad a menudo es tomado por el creyente como algo tedioso e imposible y quizás lo es si solamente lo entendemos como la obligatoriedad a hacer lo que Dios ordena. Pero al entenderlo correctamente veremos este llamado como la más preciosa invitación hecha jamás por alguien. Él nos demanda vivir en su presencia. Mucho de lo que esté mal en nuestras vidas quedara de manifiesto en su presencia. Las prioridades serán reordenadas en su presencia, tu voluntad será renovada en su presencia. La santidad está muy lejos de ser aflictiva, dolorosa y agotadora es más bien la experiencia más grande de gozo y de plenitud transformadora que podamos alcanzar. Allí es donde seremos enseñados, modelados y animados a servirle. Los siguientes versos serán bien entendidos por aquellos que han experimentado el resplandor de su Santidad (Salmo 16:11) “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” Es este llamado la principal herramienta para alcanzar la irreprensibilidad de la que hablamos. Joven, vive y deleitare en la presencia de Dios y él se encargará de ordenar tu vida. Recuerda que sin santidad nadie verá al Señor.
Para concluir. Determina por sobre toda cosa en la vida llegar a ser irreprensible. Que nada sea más grande en ti que este afán espiritual. Recuerda que Dios lo demanda y no solo eso, lo requiere para usarte como instrumento en sus manos. No dejes que el diablo te robe la bendición de ser usado por Dios torciendo tu vida prematuramente, ten cuidado de tus decisiones.
Solo los irreprensibles se transforman en testigos fieles de Jesucristo. (Filipenses 2:15)
Solo los Irreprensibles viven vidas llenas de gozo y respiran paz todos los días de su vida. (Salmo 112:7,8)
Solo los Irreprensibles serán usados como ejemplos vivientes para despertar la pasión en las generaciones actuales. (1 Tesalonicenses 2:10-12) No desestimes la gran oportunidad que tienes en tu adolescencia y juventud de elegir bien. Recuerda que muchas de la decisión que tomes en estos días determinarán el resto de tu historia. No te subestimes por ser Joven pues muchos de tu edad que pusieron por meta honrar a Dios por sobre todas las cosas, como David, Samuel, Daniel, María, Timoteo fueron usados por Dios para hacer cosas gloriosas.
1 Timoteo 4:12 No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza. En resumidas palabras “SE IRREPRENSIBLE”.
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