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¿Qué es la Reforma Protestante?

Los grandes eventos y logros de aquella poderosa revolución fueron, en gran medida, el resultado del trabajo de predicadores y predicaciones; pues fue por la Palabra de Dios, mediante el ministerio de hombres serios que la creyeron, la amaron y la enseñaron, que la mejor y más perdurable labor de la Reforma fue realizada


E.C. Dagan [A History of Preaching)


La Reforma Protestante fue un movimiento eclesiológico, teológico, político y cultural de los siglos XVI y XVII que reaccionó contra los errores de la Iglesia católica romana y el Sacro Imperio Romano, lo cual resultó en el nacimiento del protestantismo. En breves palabras, la Reforma fue un redescubrimiento de la vida y la luz hallada solo en Cristo.


Tuvo un gran impacto doctrinal en la Iglesia, y según John Broadus (1), un profesor reconocido del siglo diecinueve, en la Reforma se pueden identificar cuatro marcas distintivas, y cada una de estas marcas es crucial para comprender el movimiento protestante.


En primer lugar, la reforma fue un avivamiento de la predicación, Broadus dice que durante la edad media los predicadores eran la excepción de la regla, pues la Iglesia católica romana había subyugado el púlpito y la predicación a un rol secundario, siendo reemplazados por la misa, las ceremonias y los rituales propios de la Iglesia católica. Pero la reforma estuvo caracterizada por una gran explosión de la predicación, todos los reformadores eran predicadores, eran hombres valientes que restauraron el púlpito como el principal medio de gracia de la Iglesia.


En segundo lugar, la reforma fue un avivamiento de la predicación bíblica, Broadus señala que no solo la predicación fue rescatada, la reforma protestante también trajo de vuelta la predicación bíblica, es decir, la predicación expositiva. Broadus escribe que “en lugar de largas y a veces fabulosas historias de santos y de mártires o relatos de milagros; en lugar de pasajes de Aristóteles y Séneca; en lugar de las sutilezas de los intelectuales, los reformadores predicaron solo la Biblia”.


Desde los púlpitos reformados ya no se oía decir “el papa dice o los padres dicen”, que por muy respetados que fueran, no eran la autoridad máxima ni decisiva de la Iglesia, los reformadores tenían un enfoque total en la Biblia. Una vez más en el púlpito reinó la predicación de la Palabra de Dios, la exposición de enseñanzas doctrinales y morales y las Escrituras como la autoridad suprema en asuntos de la fe y práctica.


En tercer lugar, la reforma fue un avivamiento de la predicación controversial, Broadus dice que siempre que los reformadores predicaban la Biblia, la controversia era inevitable. Esto se debe a que ellos sostenían que toda la Biblia y que toda la verdad debía ser predicada desde el púlpito. Todo texto difícil debía ser predicado, todo pecado debía ser expuesto, después a haber vivido siglos de apostasía, los reformadores tenían el gran deber de predicar todo el consejo de Dios.


Y, en cuarto lugar, la reforma fue un avivamiento de la predicación de las doctrinas de la gracia, Broadus señala finalmente que la predicación bíblica de la Reforma elevó las verdades de la Soberanía de Dios en la salvación. La predicación bíblica profunda siempre expone las doctrinas de la gracia, porque estas se enseñan en reiteradas ocasiones en todas las Escrituras, por lo tanto, un regreso a la predicación bíblica implica un regreso a la predicación de la soberanía divina en la salvación del ser humano.


La Reforma no solo tuvo un impacto doctrinal en la Iglesia, sino que también afectó otras áreas de la vida cristiana. Las escrituras nos dicen en Josué 1:8 que debemos meditar día y noche en la palabra de Dios y actuar acorde a todo lo que en ella se escribe. Al igual que Moisés, para los reformadores, la única regla de fe y conducta era la Biblia, por lo que debía ser un libro al cual todas las personas pudieran tener acceso.


Uno de los grandes problemas en aquella época era que la gente no sabía leer ni escribir, y no se podía ser un fiel protestante sin saber leer y escribir, pues ¿Cómo se puede acercar alguien a un texto que procede de Dios si no sabe leer ni escribir? Es por esa razón que los reformadores se preocuparon de extender la alfabetización a lo largo del mundo, y el 21 de mayo de 1536 en Ginebra, Suiza, abrieron la primera escuela pública de la historia.


Es así como las naciones que adoptaron la fe de la Reforma multiplicaron sus esfuerzos por educar a toda la población sin excepciones, y ya a finales del siglo XVI el índice de alfabetización en las naciones europeas protestantes era muy superior al de las naciones arraigadas a la fe católica.


Con la llegada de la reforma también se opera un gran cambio en relación a la mujer, pues se rechaza la idea del celibato, se restablece el derecho a la mujer de elegir pareja basado en un amor recíproco y se empieza a liberar a las mujeres de la denigración y la misoginia. Los reformadores elevaron notablemente el estatus social de la mujer, procurando que asumieran una importante influencia tanto con la vida conyugal como en el gobierno del hogar pues Lutero valora a la mujer por ser creada por Dios y salvada por Cristo.


Sin duda hay muchas áreas que fueron impactadas por el movimiento reformado protestante, de las cuales no escribiremos en esta ocasión, más damos la honra y la gloria a Dios, que por Su palabra trajera luz a los corazones de hombres y mujeres para impulsar un movimiento tan importante para toda la Iglesia de Cristo.

 
[1] John Broadus citado en “La heroica valentía de Martín Lutero – Steven Lawson” Nota: La mayor parte de la información fue extraída de la Biblia Edición 500 años de la Reforma de las Sociedades Bíblicas Unidas y de la Biblia de Estudio de la Reforma de R.C. Sproul.
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