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ARTÍCULOS

¿Qué es la depresión?

¿Cómo avanzas cuando no existen ganas de seguir?


“…no tengo motivación alguna para nada” …


“…me siento oprimido por los poderes de este mundo de tinieblas y no veo salidas”.


“… oraré y seguiré orando para ver si puedo pasar este proceso con Dios” …


¿Te has sentido alguna vez así?


Estas son algunas frases y preguntas que, en algún momento de la vida o en circunstancias depresivas te has hecho. Y hoy, abordaremos de manera sencilla lo que es la depresión y su vínculo cercano con la palabra de Dios.


¿Qué te parece?... ¡Vamos!


¿Qué es la depresión?


La OMS. (Organización Mundial de la Salud), define la depresión como una tristeza persistente y una falta de interés en actividades que previamente eran gratificantes. También se caracteriza por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Se estima que la depresión afecta a aproximadamente a 300 millones de personas en el mundo, en su mayoría, mujeres.


Te mencionaré dos datos para tener en cuenta:

  1. Si hay un miembro de la familia con depresión, la posibilidad de que el otro padezca depresión, aumenta considerablemente.

  2. Todas las personas sin excepción alguna pueden padecer de depresión. Esto incluye a los creyentes.

Es importante considerar que nuestro cerebro es un órgano, como lo es el corazón, el páncreas, los pulmones, la tiroides, etc. y así como el corazón tiene sus enfermedades o disfunciones, el cerebro también las tiene. (1) Jamás debemos mirar de lejos las enfermedades de nuestro cerebro, siempre y cuando mantengamos de forma equilibrada nuestra mirada panorámica en las cosas medicinales (ámbito físico) y nuestra relación con la palabra de Dios (ámbito espiritual).


El antiguo predicador Charles Spurgeon (1834-1892), batalló con la depresión muchos años de su vida. Él cita lo siguiente:

2° de corintios 6:10 NTV


“Hay dolor en nuestro corazón, pero siempre tenemos alegría. Somos pobres, pero damos riquezas espirituales a otros. No poseemos nada, y sin embargo, lo tenemos todo”.

Al igual que el apóstol Pablo, Spurgeon lo explica así:


“Gloria a Dios por el horno, el martillo y la lima. El cielo estará más lleno de bendiciones porque nos hemos llenado de angustia aquí abajo; y la tierra estará mejor cultivada por nuestro entrenamiento en la escuela de la adversidad”. (2)


Una gran cantidad de creyentes en la actualidad piensan que es imposible padecer de depresión siendo cristianos a menos que la persona esté en pecado, le falte la fe o simplemente conocimiento bíblico. Pero al leer la biblia se nos aclara “la película”.


Nos daremos cuenta de que grandes hombres de Dios pasaron por estados de depresión como, por ejemplo: Abraham, el rey Saúl, Job, Elías, Moisés, Jeremías y David (por nombrar algunos).


Si nos sumergimos en la historia del rey David nos daremos cuenta de que el pasó múltiples depresiones o estados anímicos depresivos. Lo reflejan distintos salmos escritos por él tales como: 6, 13,18,23,25,27,31,32,37-40,46,51,55,62-63,69,71,73,77,84,86,90-91,94-95,103-104,107,110,116,118,121,123, 124,130,138,139,141,143 y 146-147.

Quizás lo anterior es extenso, pero observemos el siguiente texto


Salmo 32:3-4 NVI


“mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí”.


El rey David cometió un pecado terrible llamado adulterio. Estaba deprimido hasta que él confesó su pecado. A través de la oración de David hacia Dios, de la manera más humilde suplica el perdón de su pecado y dice:

Salmos 51: 1-13 NVI


“Ten compasión de mí, oh dios, conforme a tu gran amor, conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, es tu juicio, irreprochable. Yo sé que soy malo de nacimiento; el pecador me concibió mi madre. Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado. Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. Así enseñare á los transgresores tus caminos, y los pecadores volverán a ti”.

Esto implica que “hoy” siendo seguidor de Cristo, podemos sentir un estado anímico depresivo o pasar por depresiones en distintos grados.

Como creyentes verdaderos sabemos que la Biblia es inspirada por Dios, (2° Timoteo 3:16-17), que es infalible, (1° pedro 1:23-25), que es inerrante (juan 17:17), y por sobre todo es palabra viva, (hebreos 4:12).


Si creemos esto, creemos entonces que la palabra de Dios nos muestra entre tantas cosas hermosas, el pecado de nuestra vida (como le sucedió a David), nos muestra nuestros propios problemas a causa de nuestra conducta y decisiones, pero los más maravilloso, es que también nos muestra la solución a aquello y es en donde nosotros debemos acudir y refugiarnos para encontrar la paz y solución.


Pero ¿sentirse como el rey David es pecado? O una pregunta más concreta ¿es pecado la depresión?


Primero, para responder esto tan importante, debemos explicar que la depresión es parte del sufrimiento que vive el hombre (entre muchas otras cosas más), producto de la caída en la creación. La caída del hombre en sus inicios trajo consecuencias, una de ellas (entre muchas), es el pecado y de la mano el sufrimiento. Pero ¿es pecado?


Pongamos atención a este punto, debemos diferenciar (en su defecto con la ayuda de un psicólogo o psiquiatra), si nuestra depresión es producto de lo emocional, si es algo mental o neurológico (falta de medicamentos en el cerebro) (desde este punto no podemos decir que es pecado), pero también analizar si la depresión es fruto o consecuencia de algún pecado cometido. (como lo sucedido con David)


La mayoría de las veces los psicólogos o psiquiatras al no ser creyentes no abundan en el último punto. (en la depresión producto del pecado). Cuando la depresión es producto del pecado, el llamado claro es a arrepentirnos, ya que el pecado nos esclaviza, nos aparta del redil y por, sobre todo, de Dios y su palabra.


Cuando la persona no responde a las escrituras con un cambio al bienestar, es importante pedir ayuda necesaria.


La depresión es algo “normal”, consecuencia del pecado del edén y que es parte de este mundo caído, pero a su vez, es algo que un hijo de Dios debe poder superar con la ayuda del Señor

Para el creyente que está en depresión, el tratamiento médico siempre debe estar acompañado de la consejería bíblica ya que es en la palabra de Dios donde encontramos todo. La verdad de Dios siempre irá acompañada de aliento, de paz, de gozo, de esperanza, de amor, de solidaridad y de afecto.


En un mundo caído, en donde nuestra mente en muchas ocasiones se ve afectada, la iglesia de Cristo juega un papel fundamental en el proceso de una persona con depresión, pues en la iglesia, podemos encontrar ayuda y motivación para salir de ese estado emocional.


Al ser nosotros mismos verdaderos ayudadores, debemos entregar una ayuda genuina centrada siempre en la verdad que es Cristo.


Si estás viviendo momentos complejos, queremos acompañarte en este difícil camino, y por este mismo motivo queremos motivarte a leer los próximos artículos entendiendo que en estas líneas Dios tendrá algo para ti.


(1) (Miguel Núñez – médico, teólogo, escritor y pastor bautista – dominicano-estadounidense) (2) Extracto del prólogo de Randy Alcorn al libro Charles Spurgeon, encouragement for the depressed [aliento para los deprimidos], de la serie crossway short classics [clásicos cortos de crossway]

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