El engaño de la ansiedad
Estoy segura de que en más de una ocasión han sido engañados por sus pensamientos. Lo sé, porque a mí también me ha pasado. A diario vivimos circunstancias que nos mantienen bajo presión y hemos llegado a un punto límite en el cual nuestra mente comienza a jugarnos una mala pasada y somos engañados por nuestros pensamientos y emociones.
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Jeremías 17:9
El ser hijos de Dios no nos mantiene libres de pruebas, ansiedades, preocupaciones o de luchas con nuestras emociones. Recordemos que Dios nos creó a su imagen y todo lo que él hizo era bueno, sin embargo, cuando el pecado entró a la humanidad hizo que toda nuestra humanidad fuera afectada y nuestras emociones o pensamientos no fueron la excepción.
Los diferentes problemas emocionales que hoy vivimos, no es algo nuevo o propio de nuestra generación, más bien, es lo mismo que provocó que el pecado entrara a la humanidad cuando la serpiente engañó a Eva. Y a lo largo de la historia podemos ver cómo muchos hombres que Dios utilizó de formas maravillosas, fueron cegados por la ansiedad, hasta el punto de querer morir.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Génesis 3:4-5
Un ejemplo de eso es la historia de Elías. ¿Recuerdas a ese gran hombre de Dios que desafió a más de 450 profetas de Baal? Ese mismo profeta luego de que Dios enviara fuego del cielo demostrando su poder, huyó tras la amenaza de la reina Jezabel. ¿Contradictorio, no?
Bueno, esto no está lejos de nuestra realidad. Es muy probable que no hayas visto caer fuego del cielo, pero, estoy segura de que Dios ha respondido una oración especial y te has sentido bendecido, pero, cuando al poco tiempo somos confrontados con alguna situación difícil, o las cosas no salen como pensábamos, olvidamos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, comenzamos a dudar y caemos en el engaño de la ansiedad.
Elías creía que Jezabel y el pueblo, luego de ver el gran poder de Dios, se inclinarían ante Dios y le servirían, pero no fue así, por el contrario, la reina Jezabel se volvió con toda su ira en contra de Elías amenazando con quitarle la vida. Frente a esta situación Elías no actuó con la fe que podíamos esperar, no envió a decirle a la reina que él no temía de lo que ella le pudiera hacer, sino que fue lleno de miedo y temor, y huyó para salvar su vida.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida.” 1 Reyes 19:3
Esta reacción de Elías refleja su limitada humanidad, la misma naturaleza con la que nosotros luchamos día a día. Tal como lo dice el libro de Santiago 5:17
“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras”
Elías luchaba con muchas de las cosas que nosotros luchamos hoy. Y en el momento en que se dejó llevar por la desilusión de que las cosas no salieran como él pensaba, cayó en el engaño de su mente y deseó morir. Tal como le sucedió a él, en muchas ocasiones cuando Dios abre puertas y podemos ver su gloria, nos hacemos una idea de cómo serán las cosas, pero, cuando nuestras expectativas no se cumplen, nos vemos tentados a actuar como Elías, huimos y nos angustiamos, dejándonos dominar por el engaño de que las cosas no mejorarán.
A raíz de lo anterior, algo que Elías debió recordar son las promesas de Dios. Debemos recordar quién es Dios, su soberanía y poder, para que tu alma recuerde sus promesas y así poder descansar en él, entendiendo que todas las cosas que vivimos, por muy difíciles que parezcan, son parte de un propósito eterno de Dios que buscan un bien mayor para tu vida.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
Luego de todo esto, Dios permitió que Elías descansara y se alimentara para luego hablar con él. En medio de las pruebas, Dios permite que podamos descansar, se preocupa de cada área de nuestra vida, entregándonos sustento y provisión. Pero, lo más importante, Dios habla a nuestra vida con el propósito de poder transformarnos y enseñarnos sus caminos.
Cuando pasamos por temporadas de flaqueza o debilidad espiritual, debemos recordarle a nuestra alma la verdad de Dios.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:5
Es normal que nos angustiemos, que sintamos temor o miedo de las circunstancias que vivimos, pero, no debemos permitir ser engañados. Una de las mentiras que Elías creyó, es que estaba solo, pero, no era así, Dios estaba con él, siempre estuvo a su lado, aun en aquel momento cuando él quería morir, Dios siempre fue su sustento. De esa misma forma, Dios es nuestra provisión en los días en que sentimos que el mundo se nos viene encima. No olvides jamás que somos embajadores del reino, este mundo pasará, pero, en él nos aguarda una eternidad.