Hagamos un ejercicio e imaginemos por un momento sobre una situación ficticia y por lo demás imposible: Piensa que un ángel se acerca a ti y te revela una gran noticia: Jesús nos arrebatará en diez días. No te apresures a contestar, reflexiona en ello. ¿Qué harías?
Te puedo asegurar que dos cosas encabezaran tu lista:
Te consagrarías como nunca antes pues ¡tu Señor ya viene! No habría tarea más relevante que estar a cuenta con él. No habría plan mas prioritario que estar en su presencia para ajustar los detalles de tu rapto.
Correrías a contarle la noticia a muchos: familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio, desconocidos en la calle o en el autobús, no importa dónde ni cómo, debes comunicar la gran noticia que acabaste de oír.
Un joven decidido a ser un canal del mensaje de la cruz, que comprende el sentido de urgencia del mensaje, es una amenaza para Satanás y sus planes en nuestro tiempo.
Antiguos predicadores ilustraban de la siguiente manera esta realidad:
“Un día Satanás preocupado por ganar su larga batalla contra Dios reunió a sus demonios más hábiles, feroces y destructivos. ¿La razón? Escoger a uno de ellos que pudiese gestar una mentira que detuviera el avance del cristianismo en el mundo.
El primero dijo: Yo iré a decirles que Jesús jamás existió, por lo tanto, el perdón a través de su muerte tampoco. Satanás, muy astuto, sentenció: Perderás tu tiempo; ellos tienen evidencias de que Jesús si existió y jamás creerán esa
mentira. El segundo dijo: Envíame a mi; les diré que la Biblia está errada y no es la palabra de Dios. Satanás contrariado movió su cabeza y exclamó: También perderás tu tiempo. Ya lo he intentado, pero siguen creyendo, pues han visto
como se cumple cada letra de ese libro. Finalmente, fue la oportunidad del último demonio que resultó ser el mas destructivo. Dijo: Yo voy, no les hablaré de Jesús ni de la Biblia, sólo les diré que les queda tiempo. Satanás por fin encontró lo que andaba buscando”.
Cuando perdemos de vista el regreso inminente de Jesús, el sentido de urgencia de su mensaje desaparece y la mayor tarea encomendad por Jesús
a su Iglesia deja de ser prioritaria. Decimos esperar su regreso, pero en realidad, muchos viven sin creer que esto ha de suceder en su tiempo .
Es válido entonces preguntarnos ¿Debo creer que Jesús está a la puerta?. Los primeros creyentes preguntaron a Jesús sobre el tiempo de su regreso. Él fue enfático en señalar que no conocemos el día ni la hora (arrebatamiento), y que 14 no es menester de la iglesia intentar determinar el momento preciso de su regreso , mas bien aconsejó una actitud vigilante. 15
En cuanto al regreso de Jesús podemos mencionar dos sucesos proféticos: El primero será el arrebatamiento de la iglesia, en donde sonará la trompeta y 16 tanto vivos como muertos que han creído en él serán levantados al encuentro de nuestro Señor, quien nos aguardará en las nubes . Con él celebraremos de las 17 bodas del cordero , periodo de 7 años en el cual la iglesia que ha aceptado a 18 Cristo como salvador se regocijará con su amado. En paralelo el mundo experimentará “la gran tribulación” proceso del cual la iglesia de Cristo no participará.
Posterior a este tiempo, Jesús regresa nuevamente en lo que conocemos como su segunda venida, para apoyar sus pies sobre el monte de los Olivos y 19 defender a su pueblo sitiado por una confederación de ejércitos enemigos. Con Jesús vendremos nosotros, los redimidos a conquistar una gran victoria y establecer un reino milenial. Terminado este período vendrá el Juicio ante el gran trono blanco de Dios, para finalmente entrar a su eternidad.
Si bien sabemos que el rapto de la iglesia será como ladrón en la noche , Jesús 20 mismo estableció un escenario profético que rodearía el tiempo de su regreso en la segunda venida. El centro de este escenario es la nación de Israel, su pueblo, con quien tendrá un especial trato en los acontecimientos del fin. Por esta razón se define a Israel como el reloj de los tiempos.
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