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La ansiedad: Una perspectiva bíblica

¿Te ha pasado que sientes un poco de temor o miedo al estar solo o lejos de un ser querido? ¿Te ha pasado que vas a enfrentar una disertación en tu escuela o universidad y te enfermas del estómago, sudas mucho, te inquietas?, ¿o que cada vez que enfrentas situaciones difíciles te dan muchas ganas de comer de manera descontrolada? ¿Te da miedo el futuro?


La vida es difícil, claro que sí. En nuestra carnalidad siempre queremos tener el control de todo. El problema es que cada vez que queremos controlar todo, nuestras emociones muchas veces nos juegan una mala pasada y nos llevan a vivir algo que se llama “ansiedad”


Pero ¿Qué es la ansiedad realmente?


Según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) define a la ansiedad como una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos de preocupación y cambios físicos como el incremento de la presión sanguínea, sudor, temblores, mareos o ritmo cardíaco acelerado. Si bien es cierto algunos califican la ansiedad como una reacción normal en respuesta a situaciones extremas o fuertes, cuando estos pensamientos son muy recurrentes, la ansiedad alcanza la etapa de un trastorno. (1)


Hay distintos tipos y niveles de ansiedad. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales: Quinta edición (DSM-V, en inglés) clasifica los trastornos de ansiedad en varios tipos principales.


Trastorno de ansiedad generalizada: este es un trastorno crónico que implica una ansiedad excesiva y duradera y preocupaciones sobre eventos de la vida, y situaciones inespecíficas. El trastorno de ansiedad generalizada es el trastorno de ansiedad más común, y las personas que lo tienen no siempre son capaces de identificar la causa de su ansiedad.


Trastorno de pánico: los ataques breves o repentinos de terror y aprehensión intensos caracterizan el trastorno de pánico. Los trastornos de pánico suelen ocurrir después de experiencias aterradoras o estrés prolongado, pero también pueden ocurrir sin un desencadenante.


Fobia específica: esto es un miedo irracional y la acción de evitar un objeto o situación en particular. Estos se relacionan con una causa específica.


Mutismo selectivo: esta es una forma de ansiedad que experimentan algunos niños, en la que no logran hablar en determinados lugares o contextos, como la escuela, aunque sus habilidades de comunicación verbal con personas conocidas pudieran ser excelentes. Puede ser una forma extrema de trastorno de ansiedad social.


Trastorno de ansiedad social: este es un miedo al juicio negativo de otros en situaciones sociales, la vergüenza pública, humillación o miedo al rechazo. Este trastorno puede hacer que las personas eviten las situaciones públicas y el contacto humano hasta el punto de que la vida cotidiana se vuelve extremadamente difícil.


Trastorno de ansiedad por separación: los altos niveles de ansiedad después de la separación de una persona o lugar que proporciona sentimientos de seguridad o protección caracterizan el trastorno de ansiedad por separación. La separación a veces puede resultar en síntomas de pánico. (2)


Es una larga lista en la que es muy probable que en más de alguna te sientas identificado con más de algún síntoma. Pero ¿Qué nos dice la palabra de Dios respecto a la ansiedad?


La Biblia tiene mucho que decirnos respecto a la ansiedad. Aunque la palabra en sí no se encuentra con tanta frecuencia, si encontraremos muchos versículos que nos hablan sobre sus síntomas, y las consecuencias de una ansiedad fuera de control.


Uno de los pasajes más conocidos que nos habla sobre la ansiedad lo encontramos en el “Sermón del Monte", en Mateo 6. En estos versículos Jesús está invitando a sus hijos a no estar ansiosos por las diferentes preocupaciones de esta vida.


“Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.

Mateo 6:25-34 NTV



Para los hijos de Dios, incluso las necesidades más complejas, no deben ser motivo para que la ansiedad tome dominio de nosotros. La palabra del Señor nos dice que no nos agobiemos, ni nos llenemos de ansiedad. A veces nuestra fe es tan frágil, que aun los que tienen una fe madura luchan muchas veces contra la ansiedad. La pregunta frente a esto es ¿cómo podemos reconciliar los pensamientos de ansiedad con nuestra fe en un Dios soberano?


En la palabra del Señor, nos encontraremos que, aunque la ansiedad no es lo que Dios quiere para nosotros, es inevitable no preocuparnos ni sentirnos un poco ansiosos. Dios nos creó tan perfectos que nos formó como seres pensantes, sentimos emociones, lloramos, reímos, nos sentimos felices, tristes, nos preocupamos. Pero toda emoción que nos aleje y quite el foco de nuestro Dios debemos poner cuidado. El autor del libro de Eclesiastés habla muy claro respecto a nuestras emociones, habrá momentos en que estaremos super bien y otros no tanto, cada emoción tiene un “momento”. El autor nos recuerda también (y es ahí donde debemos aferrarnos) es que el fin de todo su discurso es rendirnos a Dios (incluyendo nuestras emociones) temerle y guardar sus mandamientos, pues eso es el todo del hombre.


Y esta es mi conclusión definitiva: teme a Dios y obedece sus mandamientos, porque esto es lo más importante para todo hombre y mujer.

Eclesiastés 12:13 (NBV)


Existirán momentos en los que nos sentiremos los mejores del mundo y otros momentos en los que la ansiedad nos va a absorber, y es cierto, los trastornos de ansiedad son algo real y desafiante, pero el todo del hombre es rendirnos con todo al Señor. ¡Hey!, no eres una persona extraña si has sentido ansiedad alguna vez, pero no dejes que ella te controle.


¿La biblia nos habla de algún personaje que haya sufrido ansiedad y las consecuencias de que la ansiedad te controle? La biblia nos presenta a muchos personajes que vivieron momentos de extrema ansiedad y preocupación. Entre ellos, en el antiguo testamento hay una historia con dos escenarios, que nos da un contraste de buenas y malas decisiones. La vida de Noemi y su esposo Elimelec es un gran ejemplo de esto.


Esta historia se desarrolla en el libro de Rut, contándonos sobre los tiempos de los jueces, en donde abundaba el pecado, falta de integridad y moral llevando así al pueblo a vivir en decadencia en todas las áreas. Por causa de sus pecados, Dios envió hambre a la tierra de Canaán.


Debido a la situación decadente en Belén, Elimelec esposo de Noemí decidió partir hacia Moab junto a su familia. En Moab, parecía que había una mejor situación económica, pero había un gran detalle: Moab era un país pagano. Imagina querido joven, dejar familiares, dejar tu casa, tu zona de confort, dejar atrás amistades y partir a un lugar que no conoces, y peor aún, partir a un lugar donde abunda el paganismo. Solo el hecho de tomar la decisión de dejar todo lo que amas produce un estrés terrible y una ansiedad que te puede cegar por completo.


Elimelec, esposo de Noemí se vio absorbido por la ansiedad, pues la situación que le rodeaba no era fácil. Y esto le llevó a tomar una malísima decisión (pues debió haber esperado en Dios). Lo más sensato era pedir dirección a Dios, para poder establecerse en alguna región de alguna tribu de Israel que estuviera cerca de Moab. Pero la ansiedad lo cegó de tal manera, que al moverse a un lugar pagano, Elimelec fue en contra de la voluntad de Dios. (Elimelec y Noemí eran hebreos, eran del pueblo de Dios, y al ser de su pueblo, en su mano tenían la promesa de que en épocas de necesidad tendrían abundancia).


Que importante es, aun en los momentos de crisis, hacer la voluntad de Dios, mantener la paz y confiar en las promesas de Dios. Las malas decisiones por ser excesivamente ansiosos hacen que perdamos el foco en nuestro Dios y nos olvidemos de todo lo que él nos ha prometido.


Ojo, esta historia continua. Elimelec, esposo de Noemí murió. Y no solo él, además los hijos de este matrimonio también murieron por desobedecer al mandato de Dios (pues ellos se casaron con mujeres extranjeras moabitas). En este periodo duro, desde la muerte de Elimelec y sus hijos, la biblia nos relata que, pese a la dura situación vivida, Noemí amo a sus nueras, y su único propósito era que conocieran a Jehová.


Imagínense, Noemí pierde a su esposo, a sus hijos, y se encuentra en tierra extranjera y extraña donde no adoran a su Dios. ¿Acaso no es una situación para sufrir una tremenda crisis ansiosa? Claro que sí. Pero pese a esto, Noemi mantuvo su fe en Dios.


Si seguimos con esta historia, es muy probable que en Moab, Noemi haya mejorado un poco su situación económica, pero su corazón anhelaba estar en su pueblo, adorando a su Dios, y no estar en un lugar pagano.


El Señor tuvo misericordia de su pueblo (Belén), pues hubo nuevamente abundancia. Frente a esta noticia, Noemí regresó a su tierra. En este regreso Noemí le suplicó a sus nueras, Orfa y Rut, que volvieran con sus familias, pues ya no era solo una viuda, sino que eran tres mujeres desamparadas. Noemí las animó para que buscaran la felicidad en su tierra junto a sus familias. Orfa volvió a su lugar de origen, pero Rut decide partir a Belén junto a su suegra Noemí


Noemí ya no era una mujer joven, ya estaba ancianita. La biblia nos cuenta que Rut amo a su suegra, pues Noemi le habló de Jehová y dio un buen testimonio en momentos adversos.


Querido joven que hermoso es, aun en los momentos de crisis y ansiedad, no olvidar quien es nuestro Dios soberano, y que él tiene dominio de nuestra vida. En el caso de Noemí y su familia, su testimonio caló profundo el corazón de Rut, tanto así, que la vida de Noemi fue motivo de conversión para Rut:

No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré;

dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.

Rut 1:16 NTV


Noemi, ya siendo una mujer mayor junto a su nuera Rut volvieron a Belén. Resulta que las distintas situaciones habían golpeado tan fuerte la vida de Noemí, que algunos le decían Mara (significa amargura). Pero el corazón de Noemí, aún herido por todas las situaciones vividas, siempre estuvo apegado al Señor. Lo hermoso de esta historia, es que Dios bendijo a Noemi a través de Rut pues por voluntad de Dios, Rut encontró un buen esposo. Esto provocó que toda la heredad de Noemí ya no estuviera a la deriva sino que ahora estaba al cuidado de Rut y su amado. Noemí ya no estaba sola ni desamparada, pues Dios la bendijo con la compañía de Rut, y no solo eso, pues cuando Dios bendijo a Rut, también Noemí fue bendecida.


¿Qué podemos aprender de esta historia?


En primer lugar, analicemos a Elimelec, esposo de Noemí. Fue un hombre que tomó malas decisiones pues permitió cegarse por la ansiedad a causa de las situaciones que le rodeaban. Tal fue su ceguera que, aun teniendo las promesas de Dios en su mano, partió a una tierra que no era para los del pueblo de Dios y como consecuencia final, él y sus hijos murieron. Además, su decisión apresurada no solo le afectó a él, sino que su esposa vivió situaciones que no debió haber vivido.


Desde la otra vereda vemos a Noemí. Sufrió una triple tragedia por causa de la mala decisión de su esposo. Pese a toda situación fuerte, como ella creía con fe en su Dios, simplemente espero en el Señor. Apenas pudo, volvió a su tierra, para servir a Dios, hacer su voluntad y esperar un mejor porvenir. La vida de Noemí nos enseña que, aunque las circunstancias salgan de nuestras manos, y vivamos momentos de ansiedad, soportando situaciones que van más allá de nosotros mismos, si no perdemos nuestra mirada del Señor, podemos ver la fidelidad de Dios a nuestro favor, pues él así lo ha dicho. Y no solo eso, Noemi no quedó sola, Dios le concedió a una buena nuera y amiga “Rut”. Dios es tan bueno que se preocupa de toda situación, aparte de quedar acompañada de su nuera Rut, en la fidelidad de Dios, toda su heredad quedó protegida.



Querido joven, la vida no es fácil, no todo va a ser sencillo. Las distintas situaciones del diario vivir nos pondrán en situaciones complejas. A menudo estas situaciones tal como le pasó a Elimelec y Noemí nos llevaran a estar entre la espada y la pared en donde tendremos que tomar decisiones difíciles. Pero cuando dejamos que el Señor sea quien tome dominio de nosotros, la Palabra de Dios es clara, pues nada nos puede separar del amor de Cristo. El salmista y Pablo nos dan tremendos ejemplos de esto:


Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu.

Salmo 34:18 RVC


Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Romanos 8:38-39 NTV


Así, como en la historia de Noemi, debemos entender que cuando Dios es quien guía nuestros pasos, aún pasando momentos duros, jamás seremos desamparados. Además, querido Joven, si la ansiedad hace que te sientas solo, quiero recordarte que NO ESTÁS SOLO. Dios siempre está a nuestro lado. Y no solo eso, el Señor pone a las personas correctas para acompañarnos en los momentos difíciles tal cual como lo hizo con Noemí. CONFÍA EN DIOS ÉL CUIDA DE TI.

Confíen a Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.

1° Pedro 5:7 PDT


Amado Joven. Quiero concluir este artículo abrazándote virtualmente, y recordarte que no hay ningún acontecimiento o circunstancia, ni siquiera alguna emoción que pueda separarte del amor de Dios. No eres un mal cristiano si estás luchando con sentimientos de ansiedad, y él quiere que te saques tu mochila y carga de ansiedad y permitas que él te ayude para dar descanso a todo lo que te aflige


Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Mateo 11:28 RV60


Eres un hijo amado de Dios, y ¿sabes? Como él nos ama con un amor profundo, el mismo Señor nos recuerda por su palabra que solo el amor puede echar abajo toda sensación de ansiedad. Su amor en la cruz no solo ha traído salvación, sino que en las bendiciones de su gracia trae libertad y liberación de todo sentimiento de ansiedad y preocupación. 1 Juan 4:18 dice: “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor”.


Joven, nuestro Dios es amor y su amor nos da la garantía y seguridad para estar confiados que en su presencia no hay miedo, ni ansiedad, ni preocupación, ni temor, ni dolor.

(1) (2)Extraído de https://www.medicalnewstoday.com/articles/es/ansiedad

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