


“El llamado eficaz de Dios a sus elegidos”
El propósito de Dios en la eternidad fue salvar a sus elegidos. Él hace esto a través de una acción divina que la Biblia denomina, “llamado.” La doctrina de la Gracia Irresistible o Llamado eficaz pertenece a la categoría de los decretos o propósitos soberanos e inmutables de Dios.
Es Pablo quién conecta los propósitos eternos de Dios con la gracia y el llamado en 2 Timoteo 1:9 cuando dice “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.
Por lo tanto, aquellas personas a quienes Dios ha predestinado para vida eterna, le agrada en su tiempo señalado, llamar eficazmente por su palabra y Espíritu, sacándolo del estado del pecado y de la muerte en que se hallaban por naturaleza, para darles vida y salvación en Jesucristo. “Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó”. Romanos 8:30.
Esto, nuestro Dios lo hace iluminando espiritualmente el entendimiento del pecador, a fin de que comprendan las cosas de Dios. “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Efesios 1:17-18. Por tanto, fuera de la obra del Espíritu estamos ciegos, el hombre en tal estado de ceguedad necesita dos cosas:
1. El evangelio.
2. La conciencia espiritual.
La conciencia espiritual es lo mismo que ojos alumbrados o iluminados, y es por eso que con el fin de que el hombre logre la iluminación, el Espíritu Santo obra en los hombres el nuevo nacimiento, disipa las neblinas de la ignorancia, las nubes de concupiscencia, las disposiciones egocéntricas y de envidias e imparte en los llamados la contrición del pecado y la fe salvadora que es en Cristo, el ojo espiritual se torna iluminado cuando el corazón es purificado. Mateo 5:8.
“Quitándoles el corazón de piedra y colocándoles uno de carne”. Ezequiel 36:26-27; renovándoles sus voluntades y por su poder soberano determinándoles a hacer aquello que es bueno, llevándolos eficazmente a Jesucristo. Deut. 30:6; de tal manera que ellos van a Cristo libremente, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo.
El Salmo 110:3 es un pasaje que denota la hermosa condición de la criatura que permite que se obre en ella y sea movida a la voluntad de Dios, permiten de que Dios obre en ellos su voluntad y actividad, el querer y el hacer, están dispuestos a morir a todo pecado, están dispuestos a crucificar al viejo hombre “yo” a fin de que el nuevo hombre “Cristo” sea formado en ellos.
Este llamamiento eficaz depende de la libre y especial gracia de Dios. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. Efesios 2:8; y de ninguna manera de alguna cosa prevista en el hombre, el cual es en esto enteramente pasivo, hasta que siendo vivificado y renovado por el Espíritu Santo, adquiere la capacidad de responder como un salvado al llamamiento de ir y compartir el evangelio de la gracia de Dios para la honra y gloria de su nombre.
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