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“El poder de Su palabra”

Todos en nuestra vida hemos sentido miedo o temor, quizás te ha sucedido, en más de alguna ocasión, que te asustas cuando un perro, detrás de una reja, te ladra de repente, o quizás te ha pasado que despiertas, ves todo muy claro, crees que te has quedado dormido y rápidamente intentas ver que hora es ¡Que susto más grande! 

Pero hay temores más profundos que los antes mencionados, también nos da temor no poder estudiar y fracasar en la vida, por alguna razón no puedes estudiar una carrera profesional, y sientes que tú vida está acabada. Nos asusta que en la oscuridad pueda aparecer un fantasma o un demonio, o en la actualidad, nos asusta que será de nosotros como cristianos con la nueva constitución ¿Seremos perseguidos por creer en Cristo? ¿Podremos seguir predicando como ahora o censurarán nuestra voz? Todos estos son ejemplos de temores profundos que invaden nuestra mente. 
 
El capítulo uno de Génesis nos muestra como Dios con Su poderosa palabra, crea todo el universo. En el relato podemos ver que repetidamente se escribe “y dijo Dios”, y cuando Dios decía algo, sucedía tal como Él lo había dicho. Dios dijo sea la luz, y fue la luz, Dios dijo produzca la tierra vegetación, y así fue, Dios dijo haya lumbreras en la expansión de los cielos, y exactamente eso fue lo que sucedió. ¡Que increíble es el poder de Dios!
 
Génesis capítulo uno tiene el propósito de mostrarnos a Dios como el Rey soberano que reina sobre toda Su creación, Él es quien con el poder de Su palabra creó todas las cosas, y sin duda, los israelitas al momento de leer el relato de la creación, podían hallar consuelo en medio de la aflicción y la cautividad, pues si Dios con el poder de Su palabra creó todo el universo, también podría librarlos de la aflicción y de sus enemigos con el poder de Su palabra, pues bastaba solo un decreto divino de los labios de nuestro Dios para que Israel venciera a sus enemigos y los muros caigan como castillo de arena. ¿No podrá hacer lo mismo Dios con tú temor? 
 
Ahora, remontemonos a uno de los sermones más conocidos de Jesús, el sermón del monte, en Mateo 5:25-34 Jesús también nos muestra a un Dios soberano que tiene cuidado de Su creación, Dios es quien cuida de las aves y les provee alimento, Dios es quien viste a las flores aún mejor que Salomón. 
 
Es a través de ese relato que Jesús proclama que debemos vivir sin ansiedad ni preocupación, pues el Dios que cuida a su creación, es el mismo Dios que nos cuida a nosotros. Nuestros padres y abuelos creyeron fielmente en aquel Dios soberano y pueden decir con firmeza que no han visto a justo desamparado, pues cuando faltaba en la mesa, clamaban al Señor y Él les proveía alimento. ¿No tendrá también cuidado de ti? ¿Acaso no está tú futuro en Sus manos?
 
Veamos otro relato en la Biblia, en Mateo 8:23-27, Jesús iba en una barca junto a sus discípulos cruzando el mar de Galilea, cuando de pronto se desató una gran tempestad, los discípulos al ver la gran tempestad se llenaron de miedo, lo increíble es que Jesús dormía tranquilamente, pero el temor de los discípulos los llevó a despertar a Cristo diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Es ahí cuando Jesús despliega Su soberanía y santidad que reprende al viento y el mar con el poder de Su palabra, y todo se volvió quietud y calma ¡Que maravillados quedaron sus discípulos al contemplar la majestad de Jesús!
 
El gran problema con nuestros temores más profundos, es que al igual que los discípulos, perdemos el enfoque, nos centramos en la tormenta y nos atemorizamos, y es lo único que podemos ver, pensar y sentir, ¡teniendo al Maestro a nuestro lado dejamos que el temor nos invada! En vez de centrar nuestra mirada en el Dios soberano que con el poder de Su palabra creó el universo, de centrar nuestra mirada en aquel Dios que tiene un cuidado tierno con sus hijos, en aquel que con el poder de Su palabra calma la tempestad, nos dejamos llevar por el temor y la incertidumbre.
 
Oh queridos hermanos y hermanas, pongamos los ojos en Cristo Jesús, autor y consumador de la fe, quien con el poder de Su palabra es capaz de disipar todos tus temores y transformarlos en calma y quietud. Cuando sientas que tus temores invaden lo profundo de tú ser, no les des la mano, mejor extiende tú mano Jesús y recuerda que Su voz potente trae paz en medio de la tormenta, clama a Él de todo corazón y te dará la paz que necesitas. 
 
Que la gracia de nuestro Rey Soberano y el poder de Su palabra nos sustenten a cada uno de nosotros. Solo a Dios sea la Gloria. 

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